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martes, 11 de marzo de 2014

Tarta bolsito de maquillaje Chanel y demás reflexiones sobre la edad de la mujer



Cuando una va cumpliendo años, el paso del tiempo empieza a hacer mella en tu cuerpo y cara, pero muchas, por no decir la mayoría, sentimos que nuestra edad biológica no corresponde a cómo nos sentimos de verdad, es decir, que tú puedes tener 42 años (como es el caso de la cumpleañera a la que iba dirigida esta tarta), pero en el interior sentirte con unos cuantos menos.

Esto, en qué se traduce?, pues muy sencillo, llega un sábado y te proponen un plan: cenita con amigos y luego ir a tomar algo, este plan te surge de pascuas a ramos, es decir, cada 6 meses, por que aquellas que tenemos críos, éstos acaparan todo el tiempo habido y por haber, tienen mucha más vida social que nosotras, y su agenda de fin de semana es más completa que la del presidente del gobierno en una cumbre internacional. El caso es que tú estás deseando que llegue ese día, hay que aprovecharlo al máximo por que sabes que hasta meses más tarde no llegará otra salida. Te preparas toda la semana pensando en qué te vas a poner como si fueras una quinceañera, planificas hasta el más mínimo detalle por lo que pueda suceder, por ejemplo, escuchas una tos al principio de semana y ya estás dando a diestro y siniestro jarabe, Ventolín y Dalsy, para que el sábado estén todos como rosas y listos para pasar la noche con los abuelos.

Llega el momento y empieza tu ritual: exfoliante, serum, crema, corrector, plancha de pelo, y más corrector, en fin, un paso por chapa y pintura a toda regla, por que lo que tú quieres es estar radiante, y mostrar al espejo cómo te sientes realmente por dentro, no como una cuarentona, cuya vida se ha reducido al trabajo, casa, pareja, niños y poco más, si no como una mujer cañón, que está estupenda ( o por lo menos es lo que quieres pensar, para no entrar en depresión, jajaja).

Llegas a la cena y te ríes por todo, aunque no tenga gracia, por que el objetivo es pasártelo genial y disfrutar como una enana, tienes que aprovechar hasta el último segundo, por que sabes que al día siguiente, tu rutina va a ser la de siempre. 

Con un par de copitas de la cena, ya te sientes capaz de entrar en una pista de baile tal toro de miura y bailar como si no hubiera mañana, ni pasado, ni al otro, jajaja. Y allí estás tú, como diría mi amigo Isidro, acelerada como si te hubiera picado el escorpión del House, dispuesta a moverte igual que un contorsionista del Circo del Sol, ya sea con la música de Paquito el chocolatero o con hip hop. Sales a la pista y empiezas a bailar como una loca, sintiéndote la protagonista de tu propio videoclip, molándote a tí misma, y en ese momento te das cuenta que la gente te mira. En un principio piensas que estás arrasando, que has"ligao" por que estás estupenda, pero cuando empiezas a enfocar al graderío (por que evidentemente no te has puesto las gafas), te das cuenta de que tu público no supera la veintena, y lo que provocas en ellos es más bien amor maternal. Además con el sofocón de baile que te has llevado, ya no queda nada de la capa de Titanlux que te has dado en casa, y a la luz del baño del garito de turno, no todos los gatos son pardos.

En fin, a quién no le ha pasado esto alguna vez? Tú te sientes como una lozana chavalita, pero la edad te delata, jajaja, y es que como hace tanto que no sales, o con tanta asiduidad, te has quedado anclada en otras etapas y retomarlas ahora ya no son de recibo, entre otras cosas, por que el cuerpo al día siguiente pasa factura y bien. Pero eso si, que te quiten lo "bailao".

Y después de esta reflexión, donde más de una se habrá sentido identificada, sólo que me queda desearte muchas felicidades Pame, espero te haya gustado tu tarta y que sigas con esas ganas de pasártelo tan bien.


















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