Uno de los bizcochos que más me gusta es el de cerveza negra y cacao. Así de primeras, te quedas un poco sorprendida porque piensas que el sabor será de todo menos dulce, más bien amargo, pues nada más lejos de la realidad, es muy esponjoso, sabroso y de un sabor espectacular. Además con la crema de queso que lleva por encima, es un postre que repetirás sí o sí.

Yo suelo prepararlo cuando nos juntamos muchos en casa, en un molde de hornear bastante grande (36cmx25cmx6cm). Es rápido de hacer y el resultado, ¡madre mía¡, buenísimo. Para que os hagáis una idea, el otro día éramos 14 personas y con la receta que os doy abajo, muchos de ellos repitieron y además sobró para que todos se llevaran en un tupper un par de porciones. Así que es un postre que da mucho de sí.

Para la crema de queso:

500 gr  queso de untar

300 gr. azúcar glas

500 gr. nata líquida para montar.

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Elaboración:

Ponemos en un cazo la cerveza, cuando empiece a calentar, sin llegar a hervir, añadimos la mantequilla en trozos hasta que se deshaga por completo. Retiramos del fuego y dejamos enfriar.

Precalentamos el horno a 180º.

En un bol mezclamos bien los huevos, la nata y la esencia de vainilla. Añadimos la cerveza con la mantequilla y volvemos a mezclar. 

En otro bol mezclamos la harina tamizada, el cacao y el azúcar, y lo incorporamos a la mezcla anterior hasta que todos los ingredientes estén bien mezclados. Vais a comprobar que se ha quedado muy líquida la masa, no pasa nada, luego en el horno empezará a coger la consistencia de un bizcocho.

Untamos el molde con mantequilla y harina, volcamos toda la mezcla, y al horno, 55 minutos a 180º. El tiempo marcado es aproximado, dependerá del horno y del molde utilizado, por eso os recomiendo ir pinchando con un palillo el bizcocho hasta comprobar que sale seco, entonces ya estará listo.

Mientras el bizcocho se va horneando, preparamos la crema de queso.

Batimos el queso durante un par de minutos hasta que se quede con textura de cremita suave, añadimos el azúcar glas y volvemos a batir enérgicamente un par de minutos más. Incorporamos la nata líquida y batimos hasta conseguir una crema espesa. Lo metemos en la nevera para que se enfríe.

Una vez horneado el bizcocho dejamos enfriar.

Cuando llega el momento del postre, yo lo que hago es servirlo en el mismo molde, incorporo la crema de queso y la reparto por toda la superficie, después corto el bizcocho en pequeñas porciones y voy sirviendo.

Probad a hacer esta receta, os va a sorprender y estoy segura que la vais a preparar en más de una ocasión.