Os voy a contar una de mis debilidades, no hay nada que me guste más que el momento del desayuno. Siempre que puedo intento tomar por la mañana fruta o zumo natural, cereales, pan tostado, ya sea con mantequilla y mermelada o con tomate y aceite, té ( he comprobado que me sienta mejor que la leche), y algo de bollería (bizcochos, galletas...).
Como a diario es imposible porque voy siempre a matacaballo, acelerada y sin tiempo de nada, los fines de semana procuro, además de estar un rato sentada, hablando tranquilamente y sin prisas, preparar un buen desayuno y disfrutar del momento.
Para esta ocasión preparé scones o lo que es lo mismo, bollitos ingleses, están riquísimos, y no sólo sirven para acompañar un café o té, sino para desayunos y meriendas. Os aseguro que se preparan en un periquete.